“Chengo" Almirón con el corazón en Corrientes y el cuerpo en Alemania


ENTREVISTA


Hace 30 años se fue de Corrientes exiliado con su familia. En la última década viene todos los años lo que le permite observar la ciudad y la provincia con una mira diferente.
  
Nacido en el barrio Cambá Cuá de la ciudad de Corrientes “Chengo” Almirón vive en Alemania hace 30 años, se fue exiliado por cuestiones políticas luego de estar detenido ilegalmente durante la última dictadura militar. Radicado en la ciudad de Dusseldorf trabaja en el mantenimiento de espacios verdes de la Municipalidad de esa ciudad alemana.
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¿El ir y venir de un país a otro, con realidades tan diferentes, te hacen tener una mirada distinta? ¿Alguna anécdota de esos días?
¡Sí!. Una anécdota muy graciosa es que un día me fui a comprar gomina a un supermercado, la lleve a mi casa, me bañe y me la puse, de pronto se me lleno la cabeza de espuma, resulta que no era gomina sino detergente (cuenta entre risas). Ahora me río pero, en ese momento, me pregunte ¿qué hago acá? Me quiero volver a Corrientes.
Lo que si tengo que reconocer es que Alemania ha hecho todo lo posible para ayudarme a que yo esté ahí, yo agradezco muchísimo al Gobierno alemán de ese momento. 
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¿Cómo fue el inicio de la experiencia laboral? Acá te dedicabas al reparto de bebidas…
Hubo cambios en Alemania, desde el momento en que yo llegue a la actualidad. Yo observo que no todos son positivos. Por ejemplo antes las obras sociales te cubrían todo el tratamiento dental, ahora ya no es así; es sólo el 60 por ciento y si te vas al dentista dos veces al año sino, te cubre el 40 y el resto pagas vos, y ese porcentaje es muy caro por eso ahora ves a mucha gente sin dientes en Alemania.
El otro problema es la alimentación, no alcanza la plata es por eso que comen porquerías porque son más baratas. Con una hamburguesa de un euro se alimentan, pero lo hacen mal. No comen carne, verdura o frutas.        
Otra cosa notoria es que antes el sueldo del hombre alcanzaba para toda la familia, ahora no y la mujer se quedaba en la casa, hoy en día es imposible ¿y quién cuida la criaturas?. Van a una guardería todo el día.
Por ejemplo mi hija que es enfermera geriátrica, me cuenta que antes eran pocos abuelos en las salas de los geriátricos y ellos tenían tiempo para conversar con ellos, pero ahora están llenos. Esa es una de las cosas que me gusta de nosotros los argentinos, todavía tenemos a nuestros abuelos en nuestras casas eso es muy importante.  
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¿En este ir y venir observás cambios en Corrientes?
Si hay cambios, yo estando primero detenido durante la dictadura y después en el exilio, pensaba que esto no cambió, que seguía mi vecino/a del esquina al que yo le silbaba y salíamos. Pero cuando venís acá no es así, la gran mayoría de los amigos que nacieron en este barrio (Cambá Cuá) se fueron a vivir a otro lugar, hasta el barrio cambio, me duele que los vecinos no puedan aguantar, vendan y se hagan edificios; en este barrio ya no nos hablamos más porque no nos conocemos.
Respecto de la visión de la dictadura ha cambiado. Antes no nos creían, recién en los últimos años la gente se dio cuenta que no mentíamos, recién ahora comprenden. Eso ha cambiado.    
La ciudad creció en barrios, yo me fui hace más de treinta años, lugares que antes estaban deshabitados ahora están llenos de casas. La aldea que yo deje hace 30 años no lo es más, pero hay algunas cosas que no cambian a la gente de los barrio humildes se los sigue marginando, la mentalidad en muchas cosas no ha cambiado.    

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