 | | EN CADENA. Es común que los delitos que se cometen estén relacionados con las drogas. | | Los accidentes de tránsito son uno de los males que enfrenta la ciudad, pero el incremento de menores en situación de riesgo es uno más y dentro de este están incluidos otros flagelos más graves como la drogadicción y la delincuencia juvenil. La mayoría de las personas que tratan el tema, coinciden en afirmar que la necesidad de creación de un centro de rehabilitación y contención es urgente. Pero, por más que se ha trabajado y se tienen pruebas suficientes sobre el asunto, aún no hay resultados a la vista.
La drogadicción ha pasado a ocupar un lugar importante en la agenda de los funcionarios de seguridad. Por día, se tiene notificaciones de un promedio de entre dos y tres menores a los cuales encontraron en la vía pública consumiendo algún tipo de estupefaciente (generalmente marihuana).
El director de Toxicomanía de la Provincia, doctor Salvador Pujol, había manifestado en diálogo con EL LIBERTADOR que las edades de iniciación van desde los 12 años en adelante. "Por día siempre tenemos alguno y lo destacable que, al contrario de lo que muchos piensan, este flagelo no distingue clase social baja, media o alta", dijo en su oportunidad.
El funcionario, al igual que muchos otros consultados por este medio, reveló que en estos casos y al tratarse de menores de edad, no se puede hacer mucho. "Los traemos, los tenemos unas horas, tratamos de ubicar a los padres y comunicarnos con ellos y les hablamos. Pero después de eso los liberamos porque no los podemos retener y quedan otra vez a la buena de Dios", expresó.
Los especialistas indican que además de deterioro físico de la persona, el otro problema radica en que al principio casi todos consumen de manera voluntaria, (nadie los obliga), pero con el transcurrir del tiempo, cuando aparece la adicción, el consumo se vuelve casi involuntario. "Y cuando los chicos "necesitan" conseguir los estupefacientes y no tienen los recursos recurren a la delincuencia", explicó una fuente policial.
"Como con todo proceso eso va por niveles, empiezan en la casa, cuando se les niega plata y comienzan a robar cosas para venderlas por lo que se les dé. Pero después salen a las calles y las víctimas terminan siendo personas inocentes que no tienen nada que ver. En este punto, todos somos vulnerables, el que está yendo a la escuela o al trabajo, quien va a hacer las compras, el que sale a caminar, nadie está libre de ser víctima de un robo o un arrebato", agregó la fuente. Al respecto hace unas semanas resonó el crimen de Osvaldo Luis Ramírez, un joven de 22 años que regresaba de una escuela nocturna en el barrio Laguna Seca. La víctima fue sorprendida por un delincuente que le exigió la entrega de un celular y al negarse, recibió una puñalada que le provocó la muerte unas horas después en el Hospital. El agresor fue identificado más tarde en base a las declaraciones que había hecho la víctima antes de morir. Se trataba de otro joven de sólo 20 años conocido en la zona por varios robos en los que participó y por ser adicto a las drogas.
El caso anterior fue uno de los más graves, pero las comisarías de la ciudad están colmadas de denuncias por arrebatos en los que están involucrados jóvenes delincuentes. Esta vez, desde el Departamento de Relaciones Institucionales de la Policía de la Provincia, informaron que las edades promedio de los menores que son detenidos oscilan entre los 16 y los 18 años.
El procedimiento que se sigue, si el delito no es grave, es el de trasladar al menor hasta la dependencia policial más cercana y alojarlo allí hasta ubicar a los padres o personas responsables. Se los hace firmar un documento en donde queda asentado su antecedente pero luego se los deja libre bajo la responsabilidad de sus parientes.
En otros casos cuando se trata de reincidentes o delitos más graves, el detenido es llevado hasta una de las dos dependencias que operan como "centros de detención de menores", la comisaría Sétima o la Novena donde permanecen hasta que cualquiera de los Juzgados determine qué hacer con ellos. Esto es más común cuando el adolescente es mayor de 16 años.
"Generalmente se trata de arrebatos o robos de vehículos, la mayoría sólo implica un mal rato para la víctima. Pero la preocupación radica en el hecho de que a veces pueden estar armados o bajo los efectos de las drogas, fuera de sí pueden lastimar a alguien, eso ya es más grave", completó la fuente.
En la provincia no existe un centro de rehabilitación donde estas personas puedan ser retenidas y, sobre todo contenidas. En una nota anterior publicada por este medio, ya se había anticipado que un tratamiento privado (que tampoco se brinda en la zona) cuesta alrededor de siete mil pesos mensuales.
ACTIVIDADES DE CONTENCIÓN
Barrios Unidos y la apuesta a la educación
Soledad Ross, una de las referentes del Movimiento "Barrios Unidos", comentó que hace bastante tiempo vienen trabajando con chicos en situación de riesgo en las distintas delegaciones barriales.
"Tenemos en cuenta que vivimos una realidad bastante jodida y nuestra preocupación es hacer que los chicos salgan de las calles. Para eso trabajamos en la implementación de políticas de inclusión para los jóvenes", informó.
Y, si bien comentó que no tienen destinada un área específica que trate la problemática adolescente, se encargan de que los jóvenes puedan contar con un lugar en el cual desarrollar diferentes actividades sociales.
"Tenemos jóvenes que se hacen cargo del área de deportes, alfabetización y ayuda escolar, lo que buscamos es que se sientan útiles y que puedan ver que sus actividades influyen en otros, así revalorizan su autoestima..."
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